La casada infiel
Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído,
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver.
Ella sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios.
Me porté como quién soy.
Como un gitano legítimo.La regalé un costurero
grande, de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.
Mujer de tantos hombres
en el mismo bar
era el centro de
los hombres...
Parecía sonreír
Parecía ser felizalguién la llamó
y se fue con la noche...
Tu...
Mujer de tantos hombres
por casualidad
te acuerdas de mi nombre.
Soy aquel
que llamó a tu puerta
cuando todos la encontraban
siempre abierta.
No la supe amar
esa es la verdad,
la asfixiaba con
mis celos,
yo no era su ambiente
yo no era su gente
no era para mí
se me fue entre los dedos.
Tu...
Mujer de tantos hombres
por casualidad
te acuerdas de mi nombre,
soy aquel
que llamó a tu puerta
cuando todos la encontraban
siempre abierta...
Tu...
Mujer de tantos hombre
por casualidad
te acuerdas de mi nombre,
soy aquel
que llamó a tu puerta
cuando todos la encontraban
siempre abierta...
Tu...
Mujer de tantos hombre
Tu...
Te acuerdas de mi nombre
Tu...
Mujer de tantos hombres
Te acuerdas de mi nombre...
Tu...
5 comentarios:
ahhhh no sé porque éste poema me recuerda una noche en la que me quedé dormida :S jejeje y no porque no me guste... sólo tenía sueño jajaja
un abrazo
Y es que me dejas sin palabras.
La verdad que difícil comentar cuando lo que lee son sentimientos a flor de piel.
Pero...¿sabes una cosa?...
No me puedo concentrar porque las canciones de Emmanuel, me transportan a mi vida de recién casada y entonces dejó de leer y escucho la música, y me imagino todo lo que he vivido con Barry.
¿Me perdonas?, tal vez tendré que poner pausa a las canciones, para poder concentrarme y poder comentar.
Ah! por cierto el poema de La casada infiel, la recitaban mucho en mi escuela cuando era pequeña, je!.
Saludos y te mando un abrazo muy fuerte Víctor.
No habia podido comentar ya que no me abría la ventana de comentarios.
Alma: Aún en el estado onírico se puede experimentar el poder de las palabras.
Malquerida: Se ve que la sensibilidad al paso de los años no se pierde, se afina. El recuerdo de esas impresiones en el alma y espíritu son más intensas cuando pasa el tiempo y le ponemos música...
nunca lo habia leido...... pero me gustó,
Casi un Dios...
Agradezco su comentario y su visita.
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